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Encías Retraídas

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Las encías retraídas es la definición que se utiliza en odontología cuando esta pierde su posición normal al alejarse del cuello de los dientes.

Esta afección de la encía es más probable en los adultos mayores de 40 años, aunque pudiera aparecer también en otras edades.

Ante todo debes conocer que la función de este tejido bucal es rodear y proteger las raíces de los dientes y el hueso alveolar, además de que contribuye a mantener los dientes fijos en su posición.

Por otro lado la encía se divide en dos partes, la del borde pegado a la corona dentaria, que es poco profunda y rodea al diente y la que cubre el hueso y se adhiere al mismo.

Por ciertos motivos las encías se retraen dejando descubierto las raíces de los dientes, trayendo consigo otras complicaciones que afectan nuestra salud bucodental, como por ejemplo la sensibilidad dentaria.

Tal vez sea el caso que el odontólogo te haya dicho que tienes este problema y si es así estás en el sitio adecuado para esclarecer tus dudas y saber lo que debes hacer para eliminarlo.

¿Cómo saber si tienes las encías retraídas?

Cuando la encía comienza a moverse en sentido apical (hacia la raíz dentaria) por lo general pasa desapercibido y ya nos damos cuenta cuando aparecen otros síntomas que nos alertan de este mal.

Lo más probable es que cuando esto ocurra el problema ya está bien avanzado y casi siempre es irreversible.

De cualquier forma debes acudir lo antes posible a la consulta estomatológica si:

  • Tienes hipersensibilidad al ingerir alimentos fríos o calientes.
  • Notas que tus encías se han movido de su posición normal y se puede ver el cuello de los dientes.
  • Aparecen caries en las raíces de tus dientes al quedar desprotegidas por la encía, pues a este nivel no hay esmalte y la dentina es muy sensible a las caries.
  • Tienes sensación de elongación de los dientes, es decir se notan más grandes de lo normal.
  • Sangran tus encías, están enrojecidas, inflamadas o muy sensibles.
  • Aumenta el espacio entre tus dientes.
  • Hay movilidad dentaria.

En etapas avanzadas el odontólogo corrobora radiográficamente que hay pérdida ósea progresiva y como consecuencia se puede producir la pérdida del diente.

Es por ello que la mejor forma de evitar este daño irreversible en tu boca es mediante la prevención y acudir inmediatamente a la clínica dental si comienzas a sentir algún síntoma, como la sensibilidad en tus dientes que es lo primero que suele aparecer.

Factores que originan las encías retraídas

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Esta alteración de las encías está muy relacionada con las enfermedades periodontales que surgen como consecuencia de una higiene bucal deficiente, manifestándose como un síntoma clásico de ellas.

Estas enfermedades son las siguientes:

Gingivitis: Es la etapa inicial de la enfermedad periodontal, donde las encías se inflaman y comienzan a sangrar producto a la acumulación de placa bacteriana y restos de alimentos.

Si no se detiene esta infección se continúa acumulando bacterias que poco a poco deterioran las encías haciendo que las mismas se retraigan como parte de su mecanismo de defensa.

Periodontitis: Cuando la gingivitis no es tratada correctamente, evoluciona a un estado más avanzado de la enfermedad que se conoce con este nombre.

En la misma se forman bolsas periodontales entre los dientes donde se acumulan las bacterias que continúan deteriorando la encía, inflamándola y retrayéndolas cada vez más.

Poco a poco esta infección avanza hacia la raíz del diente afectando no solo la encía, sino también los ligamentos y el hueso alveolar, trayendo como consecuencia la pérdida dentaria en etapas posteriores de la enfermedad.

Existen otros factores que favorecen la aparición de las encías retraídas y no necesariamente se relacionan con la higiene, como por ejemplo:

Forma de cepillado: Si bien es importante el cepillado dental tres veces al día, también es importante realizarlo de forma correcta.

Si utilizas cepillos con cerdas gruesas o muy duras y realizas movimientos bruscos puedes acabar lesionando tus encías.

Por otro lado si lo haces de forma horizontal de manera habitual, en vez de realizar movimientos rotatorios, puedes desgastar el esmalte del cuello de los dientes y retraer la encía.

Estrés: Las situaciones de tensión emocional o estrés crean las condiciones favorables para que se instale la enfermedad periodontal, al bajar las defensas y producir sequedad bucal.

Traumatismo: Cuando se produce un desgarro de la encía ya sea durante la práctica de deportes o algún otro accidente, se retrae la encía dejando expuesta la raíz.

Por ello cuando tengas algún traumatismo de este tipo debes acudir inmediatamente a la clínica para que te realicen un injerto de tejido, recuperes la estética y evites otros daños posteriores.

Bruxismo: La fuerza que se produce durante el hábito de rechinar los dientes no solo desgasta el esmalte dental, sino que poco a poco va afectando el hueso y la encía.

Hábito de fumar: La práctica de este hábito sirve de puerta de entrada a muchas bacterias a la boca, además de que produce sequedad bucal, dificultando la función de autolimpieza de la saliva.

Igualmente las sustancias tóxicas que se desprenden bloquean la circulación sanguínea y afectan el sistema inmune, favoreciendo todo esto que se instale la enfermedad periodontal.

Factores genéticos: Algunas personas pueden tener mayor predisposición genética que otras a presentar las encías retraídas sin importar cómo sea su higiene bucal.

Cambios hormonales: Las variaciones de los niveles de hormonas que se producen durante la pubertad, el embarazo y la menopausia predisponen a las encías a sufrir este daño.

Maloclusiones: Cuando los dientes están desalineados generalmente se produce más presión en unos que en otros a la hora de morder, lo que se traduce en presión para la encía y el hueso, originando con el tiempo las encías retraídas.

Tratamientos de ortodoncia: Este tratamiento normalmente no produce retracción gingival, sólo cuando se realiza de forma incorrecta y se aplican fuerzas que desplacen los dientes hacia fuera o adentro de la línea ósea.

Además cuando se realiza demasiada fuerza sobre un mismo diente de forma inadecuada se recarga el hueso lo que trae como consecuencia que se retraiga la encía.

Bulimia: Con los vómitos frecuentes se aumenta la acidez de la cavidad bucal, favoreciendo el deterioro de los dientes y de la encía.

Piercing orales: Las perforaciones para la colocación de estas joyas pueden llevar a la cavidad bucal bacterias y hongos que producen infecciones que dañan considerablemente las encías.

Por otro lado, las fricciones que este metal produce sobre el tejido gingival tienden a inflamar e irritar las encías, lo que conlleva a que se retraigan.

Las encías retraídas pueden observarse en toda la boca o en algunas partes, dependiendo de la causa que lo ha originado.

De tal manera que si es producida por una deficiente higiene bucal, lo más probable es que la retracción afecte a muchos dientes, mientras que si es por un traumatismo o por ortodoncias mal realizadas, se vea afectado solo uno.

¿Qué consecuencias trae para tu salud las encías retraídas?

Ante todo la recesión gingival deja expuesta parte de la raíz de los dientes afectando en primer lugar la estética de tu sonrisa.

Igualmente origina hipersensibilidad dentaria, también conocida como hiperestesia dentinaria, debido a que en esa zona del cuello de los dientes los tejidos son muy sensibles y quedan sin protección.

Esta sensibilidad se manifiesta generalmente ante los cambios térmicos originados por los alimentos fríos y calientes así como al cepillarte los dientes, la misma puede irradiarse a toda la arcada dentaria.

Por otro lado se crean espacios entre un diente y otro que propician la acumulación de placa y restos de alimentos, trayendo consigo la formación de caries dental.

Las encías retraídas está estrechamente relacionada con las enfermedades periodontales, ya que la mala higiene bucal favorece la acumulación de placa bacteriana que inflama las encías, luego comienzan a sangrar y posteriormente se retraen.

Por tal motivo otra de las consecuencias de esta afección es la pérdida ósea que se produce como complicación de la enfermedad periodontal y por consiguiente la pérdida dentaria.

¿Quiénes son los más afectados con las encías retraídas?

Muchas personas relacionan la recesión de las encías con el envejecimiento y la verdad no es así, pues científicamente no ha sido demostrada esta teoría.

Es cierto que se observa con más frecuencia en las personas mayores de 40 años, pero por lo general aparece como síntoma de alguna enfermedad y relacionada con una higiene bucal deficiente que ha creado una enfermedad periodontal de base.

Sin embargo esta afección se puede ver tanto en niños como en adultos o ancianos, en hombres o mujeres siempre y cuando estén expuestos a alguno de los factores que desencadenan la misma.

Es por ello que ante la duda debes acudir a la consulta con el odontólogo para que sea él quien diagnostique y ponga tratamiento.

Al menor síntoma que tengas en tus encías, te recomiendo que busques ayuda especializada, ya que si no te das cuenta y no es corregida a tiempo la causa que lo provoca, lo más probable es que sea irreversible esta condición.

¿Cómo curar las encía retraídas?

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Debes saber que cuando tienes este problema se pierde parte de la encía y esta no se regenera como otros tejidos de manera natural.

Para su rehabilitación se han desarrollado algunas técnicas quirúrgicas, unas más complejas que otras en dependencia del grado de retracción que tengan tus encías.

Lo primero que se debe hacer en este tratamiento es eliminar el agente causal, para así detener el avance de la migración apical.

Por tal motivo si la produce la práctica de un mal hábito, como el de fumar o el cepillado incorrecto esto debe ser corregido.

Si tienes las encías retraídas por el uso de aparatos de ortodoncia, pues debe ser reevaluado el plan de tratamiento con el especialista.

Mientras que si es la mala higiene bucal quien la ha originado, se procede a eliminar el sarro y la placa bacteriana mediante una limpieza bucodental profesional con curetas e instrumentos de ultrasonido.

Una vez que se trate la enfermedad periodontal, desaparece la inflamación, se detiene el proceso de migración apical de la encía y esta recupera su textura habitual.

Sin embargo cuando se retrae la encía esta no vuelve a su lugar por lo que a muchos le preocupa el problema estético que esto genera.  

Cuando esto ocurre hay dos conductas que se pueden tomar:

Cirugía de colgajo: También conocido como estiramiento de las encías se realiza cuando se conservan las papilas interdentarias.

En esta técnica se levanta el tejido gingival afectado, se limpia la zona a profundidad eliminando las bacterias que se hayan podido acumular.

Luego se estira la encía para cubrir las raíces de los dientes, asegurándola de manera firme, de esta forma se eliminan las bolas periodontales, recuperando así la posición normal de este tejido bucal y sus funciones.

Injerto de encía: Se realiza cuando la recesión de las encías es demasiado extensa, está muy debilitada y no permite el estiramiento.

Consiste en realizar un injerto de tejido blando de otras zonas de la boca, generalmente del paladar y se fija sobre la encía retraída mediante suturas, de manera tal que se cubran las raíces de los dientes.

En la actualidad esto es un procedimiento sencillo, poco invasivo que casi no afectan las labores diarias y es de fácil y rápida recuperación.

En la medida que vaya cicatrizando se va dando la forma necesaria para lograr la posición correcta de las encías.

A pesar de que este proceder es mucho más resistente y evita que vuelva a retraerse posteriormente el tejido, tiene como desventaja que se debe suturar tanto la zona de la encía afectada como la de paladar de donde se escogió el injerto.

Ambos procederes quirúrgicos serán efectivos en la medida en que se eviten los factores que desencadenan esta afección y sobre todo que se mantenga una buena higiene bucal.

¿Cómo prevenir la encía retraída?

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No existe forma de curar este problema de las encías mediante remedios caseros ni con ningún medicamento indicado por el odontólogo, solamente se elimina con alguno de los tratamientos quirúrgicos mencionados anteriormente.

Por tal motivo la mejor manera de librarse de ello y evitar sus consecuencias es mediante la prevención.

Para evitar las encías retraídas y cualquier enfermedad de la cavidad bucal, lo primero que debes hacer es mantener una correcta higiene bucal.

Para ello debes cepillarte 3 veces al día, después de cada comida y utilizar enjuagues bucales e hilo dental para eliminar los restos de comida entre los dientes.

Por otro lado se hace necesario que acudas a la consulta estomatológica por lo menos dos veces al año, pues requieres una limpieza bucal profesional cada seis meses.

De igual forma si fumas, debes abandonar este hábito, ya que hay mayor probabilidad de que se retraigan tus encías si lo haces, debido a las toxinas y al calor que se transmite a la mucosa bucal.

Además si padeces de bruxismo ya diagnosticado por el odontólogo, debes utilizar la férula de descarga que te han indicado para evitar daños en el hueso y los demás tejidos de sostén, ya que si no la usas lo más seguro es con el tiempo se retraigan tus encías.

El cepillado dental en la prevención de las encías retraídas

Todos sabemos la importancia del cepillado dental en la prevención de las afecciones de la cavidad bucal.

La recesión de las encías no es un caso aislado, como ya se ha explicado está muy vinculada a las enfermedades periodontales y estas a su vez con la higiene bucal.

El cepillado dental debe realizarse tres veces al día, después de cada comida con una duración de dos minutos aproximadamente.

El mismo no debe ser agresivo, puesto que se desgasta el esmalte y se daña la encía, propiciando que la misma se retraiga y queden expuestas las raíces de los dientes.

Por otro lado ha de ser suavemente en ambas arcadas dentarias, sin presión tanto por la cara vestibular como por la lingual o palatina, según el maxilar.

Se suele comenzar por la cara vestibular de los dientes superiores, luego se sigue con los inferiores, para posteriormente realizarlo en la cara interna.

Los movimientos han de ser de la encía al diente en forma de barrido o circulares, no de forma horizontal, con una cantidad moderada de dentífrico, nunca en exceso pues demasiada espuma dificulta la limpieza.

Las cerdas del cepillo no pueden ser ni muy duras ni tan blandas y debes tener presente cambiar el cepillo cuando estas comiencen desgastarse, se recomienda hacerlo preferiblemente cada tres meses.

Para completar la limpieza bucodental debes utilizar el hilo dental para eliminar los restos de alimentos que puedan haber quedado atrapados en los espacios interdentarios así como los enjuagatorios bucales para que arrastren las bacterias que no se hayan podido eliminar.

Con la práctica correcta de este hábito higiénico no solo evitarás las encías retraídas, sino también las caries dentales, la gingivitis y la periodontitis y muchas de las infecciones comunes de la boca garantizando de esta manera tu salud bucal y general.

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