En ocasiones las encías pueden volverse sensibles sobre todo al cepillarnos, al masticar o simplemente al ingerir algún tipo de alimentos o bebidas muy frías o ácidas.
Estas molestias suelen ser síntomas de enfermedad periodontal, aunque existen otros factores que pueden desencadenarla.
Si estas teniendo tus encías sensibles no dejes de informarte en nuestro artículo y conocer además cómo puedes aliviarte con algunos consejos y remedios muy sencillos que están al alcance de todos.
Contents
Cuando hablamos de este término nos referimos a una molestia originada en nuestras encías que puede ser de manera constante o en determinadas ocasiones.
Las encías están sensibles cuando se encuentran inflamadas, irritadas, de color rojas o violáceas, que sangran de forma espontánea, al cepillarnos o al pasar el hilo dental.
Además puedes sentir dolor al masticar, mal aliento, mal sabor y sensación de dientes más alargados producto a la retracción gingival.
En algunos casos más complicados puede existir movilidad en los dientes, lo que origina nuevos espacios entre ellos.
De la misma manera puede aparecer sensibilidad dentaria conjuntamente con la de las encías, pero no debemos confundir estos términos.
La sensibilidad en los dientes es producida por un desgaste en el tejido dentario, específicamente el esmalte y se produce solamente al ingerir alimentos fríos, ácidos o dulces.
Este desgaste puede aparecer por caries dentales o por la propia enfermedad periodontal que origina encías retraídas quedando expuesta el cuello de los dientes donde es muy fina la capa de esmalte.
En la mayoría de los casos la sensibilidad de las encías se produce por la enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis), que a su vez es originada por el exceso de placa bacteriana, aunque pueden existir otras causas que deben ser tratadas según la gravedad de cada caso.
La mala higiene bucal produce la acumulación de placa bacteriana en la unión de la encía con el diente, produciendo irritación y sensibilidad de las encías.
Son enfermedades periodontales que producen inflamación de las encías, haciendo que estas sangren con facilidad sobre todo al cepillado, volviéndolas muy sensibles.
Cuando nos cepillamos bruscamente se pueden lastimar las encías, por lo que se recomienda el uso de cepillos con cerdas suaves, sin realizar mucha presión sobre los dientes y encías.
Debes realizar movimientos circulares, siempre de la encía al diente porque si lo hacemos de forma horizontal se puede producir retracción gingival, lo que vuelve las encías sensibles.
Suele producirse por la propia enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis) o por un hábito incorrecto de cepillado.
Básicamente la encía se recoge de su posición normal dejando expuesta parte de la raíz del diente, la delgada capa de encía que queda se vuelve muy sensible.
Esto no es más que el apretamiento entre las dos arcadas dentarias que muchas veces se producen por situaciones de estrés.
Este hábito mantenido de forma prolongada aumenta la sensibilidad dentaria y de las encías.
Los antiepilépticos, antihipertensivos e inmunosupresores pueden producir inflamación de las encías, mientras que otros como algunos antidepresivos producen sequedad bucal, dejando la boca reseca y volviendo sensible a las encías.
El cáncer, el SIDA y la diabetes son enfermedades que bajan las defensas del cuerpo y nos dejan vulnerables a contraer infecciones, además muchos de los medicamentos utilizados en sus tratamientos pueden producir sequedad bucal y volver sensibles tus encías.
Existen otros factores que con menor frecuencia pueden influir en la sensibilidad de tus encías como por ejemplo:
En cualquier caso tus encías pueden volverse sensibles y ante esta situación lo más prudente es que busques ayuda especializada, muchas veces se necesita un periodoncista para que realice una valoración de tu caso y pueda poner un tratamiento efectivo.
Una vez que el estomatólogo determine las causas, pondrá el tratamiento y al mismo tiempo puedes ayudarte con algunos trucos que son fáciles de realizar en casa.
La sal es muy utilizada para casi todas las afecciones de la cavidad bucal gracias al poder antibacteriano que posee.
Como resultado de esto disminuye la inflamación, alivia la irritación, ayudando en la cicatrización de los tejidos afectados.
Prepara medio vaso con agua tibia y adiciónale 1 cucharadita de sal, enjuágate por 1 minuto para que haga efecto sobre tus encías.
Para tratar esta afección tan molesta para cualquier persona es muy conveniente que utilices compresas tanto frías como calientes que colocarás en la parte externa de la boca, ya sean sobre las mejillas o los labios.
Estas compresas no deben colocarse directamente sobre el tejido gingival porque lejos de aliviar podrían agravar el cuadro aumentando la irritación por los cambios bruscos de temperatura.
Las compresas frías desinflaman las encías mientras que las calientes alivian el dolor que pueda aparecer.
Gracias a las propiedades antibacteriana y antiinflamatorias de esta planta puede utilizarse para aliviar este padecimiento.
Para ello puedes frotar el gel contenido en sus pencas directamente sobre las encías y dejarlo actuar por 10 minutos para luego enjuagar con agua fresca.
Del mismo modo puedes extraer el zumo y mezclarlo con agua para enjuagarte la boca por 1 minuto, pasado este tiempo puedes escupirlo y enjuagar con agua.
Si quieres evitar la sensibilidad en tus encías estos consejos te pueden ser de gran utilidad:
Usar hilo dental para eliminar los restos de alimentos y las bacterias entre los dientes y completar con los enjuagues bucales.
Evidentemente ya sabes por qué pueden estar tus encías sensibles, qué debes hacer ante esta situación y cómo ayudarte con remedios caseros.
Pero recuerda que ante cualquier afección que tengas en tus encías debes buscar ayuda profesional para que puedas recibir el tratamiento adecuado en cada caso y evitar que esto traiga consecuencias posteriores para tu salud bucodental.